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27/09/2024 Revista NBS (Nuevos Bancos y Seguros) - Nota - Información General - Pag. 6
"LA COMPETENCIA EN EL SECTOR ES NUESTRO FACTOR DIFERENCIAL"
Claudio Cesario, el presidente de la Asociación de Bancos de Argentina (ABA) se mostró optimista con el rumbo económico de la gestión de Javier Milei y las fortalezas del sector
Desde 2011, Claudio Cesado es una de las caras visibles de la Asociación de Bancos de Argentina (ABA), la cámara que agrupa a los bancos privados de capital internacional. Con una extensa trayectoria en el sector financiero, tras ocupar cargos directivos en el Bank of America y en el Banco Santander, el directivo expuso los avances que, a su entender, están repercutiendo positivamente en el sistema bancario, así como los desafíos pendientes que requiere el sector para desarrollarse. -¿En qué situación se encuentra el sistema bancario? -Si lo preguntabas en diciembre pasado, hubiera dicho que todos pedíamos que se ordene la macro y se ataque el problema de la inflación, porque genera estancamiento, falta de empleo genuino y mayor pobreza. La verdad es que el gobierno de Milei atacó de lleno la inflación. En lo estrictamente bancario esperábamos que se liberaran las tasas y se eliminaran los créditos subsidiados y las innumerables regulaciones que afectaban el comercio exterior. Los bancos nucleados en ABA manejan entre el 60 o 70% de las operaciones de comercio exterior; administrar las SIRAS (los permisos de importación) era una tarea titánica que dificultaba la operatoria. La gente pensaba que las trabas las inventaban los bancos, y eran todas cuestiones entre Banco Central (BCRA) y la AFIP porque no había dólares. -¿Y ahora? -A nueve meses de Gobierno, mucho de esto fue solucionado. También tenemos un QR 100% interoperable, algo que trabajamos por casi dos años y se acaba de implementar. Estamos en una situación mucho mejor que a fines del año pasado. El panorama es bueno. Dicho esto, en los últimos 20 años, el sector cumplió todos los contratos y las obligaciones para con los ahorristas. Hoy somos parte de la solución y no parte del problema, pese a las distintas crisis que atravesamos. Estamos en una posición de solidez, liquidez y de solvencia muy buena. El desafío que nos debemos es que el sistema bancario crezca. La región tiene un promedio mucho mayor en su relación de depósitos-PBI y crédito sobre PBI. En 20 años no se avanzó nada, y no avanzar en este mundo globalizado es quedarte, estancarte. -¿Por qué no se pudo? -Yo creo que es un tema de confianza. El problema es que se critica al sector por no querer prestar y esto es una falacia. Los depósitos de la gente son nuestra materia prima, y el producto que vendemos es el crédito. Vos podés prestar cuando tenés demanda de crédito, cuando no tenés demanda de crédito porque falta confianza, nadie viene a pedirlo. Los distintos ciclos que atravesó la economía produjeron que la gente se autofinanciara. -En una época, la gente tenía miedo de entrar a los bancos. -Es cierto que hubo muchas regulaciones que hicieron que la gente se amigara con el sector, como la obligatoriedad de los planes sueldo. El modelo de atención ban- caria ha ido cambiando; la irrupción de las fintech ayudó porque nos hizo competir para llegar a un público que ya no sentía el temor que mencionas. Al contrario, ahora hay gente que tiene más cuentas de las que necesita por la oferta de servicios y de beneficios en las tarjetas. En términos de relacionamiento con el cliente, creo que tenemos un diferencial importante si nos comparamos con las tecnológicas: tenemos este híbrido de sucursales y, a su vez, la posibilidad de ofrecer una buena atención remota. Esto nos posiciona en una situación de privilegio; es como estar en la pole position de la Fórmula 1 para salir y competir. -¿Cómo están evolucionando los depósitos y créditos en el sector? -Los depósitos han crecido tanto en pesos como en dólares, superan los 19.000 millones en moneda extranjera. Además, el resurgir del crédito vino de la mano de los exportadores. Actualmente, todos los segmentos -individuos, pymes y grandes empresas- han vuelto a demandar crédito en pesos, como lo reflejan los últimos informes del Banco Central. Esto es un indicio de confianza. Por ejemplo, en 2016 y 2017 comenzó el auge del crédito hipotecario UVA, que la gente consideró un instrumento razonable para acceder a la vivienda. Se otorgaron más de 100.000 créditos hipotecarios bajo este esquema, pero estuvimos todo 2021 y 2022 en el Congreso para defender y pedir que no destruyan el instrumento por menos del 1% de los deudores que estaba en mora, generalmente debido a situaciones personales, como separaciones o pérdida de empleo. No era un problema del UVA en sí, ya que, al igual que las cuotas ajustaban, lo mismo habría sucedido con un contrato de alquiler. Afortunadamente, los diputados no lo tocaron y estamos hablando de la vuelta del crédito hipotecario UVA. -¿Cómo están funcionando estos créditos? -Hay muchas solicitudes. Hubo que poner nuevamente en marcha la maquinaria y alinear los procesos para ofrecerlos. Los ratios de escrituración en CABA y la provincia de Buenos Aires han crecido exponencialmente. El desafío es cumplir con las condiciones para la aprobación del crédito, y que la vivienda o inmueble también cumpla los requisitos. Tanto el BCRA como la Comisión Nacional de Valores (CNV) entendieron que era necesario flexibilizar aspectos vinculados al parking de los títulos públicos para que los compradores pudieran acceder a los dólares en el momento. Creo que funcionará bien, pero en comparación con la región, el crédito hipotecario en Argentina representa menos del 1% del PBI, mientras que el promedio regional es del 10%, y en países como Chile o Panamá supera el 25 o 30%. O sea, es un producto que ancla al cliente con la institución que toma el crédito. Por lo tanto, hay una gran oportunidad de crecimiento, especialmente con el déficit habitacional que enfrenta el país. -¿Faltaría un poco de concientización y educación? En 2017, a la gente le costó mucho entender que iba tener que pagar siempre un porcentaje de su sueldo. -Tenés que generar confianza y las condiciones para que cada vez más gente esté incluida financieramente y entienda. Ahora, por ejemplo, enfrentamos el tema de la ludopatía en los jóvenes, y promovemos el lema "Invertir no es apostar". También vivimos en un país donde diputados y senadores han celebrado el incumplimiento de deudas, cuando lo correcto es honrar las obligaciones. Es clave lo que los americanos llaman suitability, es decir, explicar bien el producto financiero que se está tomando. Esto se discutió bastante y se ajustó con el Banco Central en el contexto del resurgimiento de los créditos hipotecarios UVA. -¿Hay expectativas de que sigan creciendo otros créditos, como los productivos? -Los empresarios son resilientes. Hubo momentos en los que se ofrecían créditos al 40%, y aunque los consideraban caros, con una inflación proyectada del 150%, lo que realmente esperaban era otra cosa. Actualmente, la línea de crédito para inversión productiva es opcional, y los bancos no están obligados a cumplir con un cupo. Eso es buenísimo y está en línea con la política del Presidente de eliminar subsidios. Creo que todos nos debemos acostumbrar a competir y ofrecer el mejor producto. O sea, si hay un sector que compite es el sistema bancario. Los bancos se pelean para captar el cliente del otro. Yo creo que la competencia es nuestro factor diferencial. En cuanto a grandes proyectos de inversión, como los vinculados al Régimen de Incentivo al Gran Inversor (RIGI), estamos capacitados para ayudar al desarrollo y estamos en una situación de privilegio para financiarlos. Tenemos un know how disponible. -¿Qué tan decisivo es que se remueva el cepo para que despeguen estos proyectos de inversión? -Con o sin cepo, estos proyectos de inversión seguirán adelante. El RIGI, por ejemplo, ofrece un seguro contra la imposibilidad de gestionar divisas o pagar dividendos. El Gobierno sostiene que el cepo debe eliminarse en el momento adecuado, para evitar generar sobresaltos económicos. Levantarlo sin que las variables macro- económicas estén acomodadas puede ser un problema importante para el resto de los sectores. -Es posible retirarlo parcialmente... -El plan del Gobierno parece ser desmantelarlo gradualmente, hasta que se convierta en una anécdota. Sin embargo, las restricciones en cuanto a montos, operaciones en parking y títulos públicos afectan el proceso. Este desarme debe hacerse con precisión, como si fuera un trabajo de relojería. -¿Cómo afecta a la economía el nivel del riesgo país, que parece tener un tope a la baja? -Argentina necesita como condición imprescindible tratar de ser investment grade A, similar a otros países de la región. Esto significa que la probabilidad de impago es baja, lo que reduce el "costo argentino". Por más que el Gobierno diga que no se quiere endeudar, la baja del riesgo país es importante para el resto de las empresas que necesitan financiamiento del exterior. Deberíamos apuntar en los próximos años a tener un riesgo país de, al menos, el 800 puntos (hoy roza los 1.500 puntos). Si el costo del capital es más bajo, se beneficia toda la sociedad. Somos los distintos de la región. Deberíamos converger a ratios más razonables. -En los últimos años, varios bancos internacionales, como HSBC e Itaú, han abandonado Argentina. ¿Por qué? -Estas salidas responden más a estrategias globales que a problemas locales. En los años 90 y 2000, hubo un auge de bancos extranjeros en Argentina, y los que permanecen lo hacen porque ven oportunidades de crecimiento a pesar de los tiempos difíciles. Es probable que, a medida que el país madure económicamente, haya menos bancos. Las oportunidades de crecimiento pueden ser orgánicas o inorgánicas, y el que quiere, las aprovecha. No veo que haya un movimiento de salida. -¿Qué está pasando con los créditos sustentables? -La demanda está creciendo. Tuvimos la convención de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) donde el tema fue el financiamiento sustentable. Los bancos están dispuestos a otorgarlo y el mundo está mirándolo. Los bancos de ABA ya tienen incorporadas estas políticas globales en su matriz. Esto es algo que va a ser un factor diferencial: así como se pone un octógono negro por altos contenidos en grasas o sales, en algún momento vas a tener una certificación green o verde. -¿Ofrecen tasas más beneficiosas a las empresas que se ajustan a este estándar? -Eso requiere un montón de normativas que hoy no tenemos en términos de fiscalidad. En su momento estaba el Protocolo de Kioto, que te daba un bono negociable en el mercado internacional y daba un resultado positivo. Ese protocolo ya no existe más. Imagino que van a haber mecanismos que lo faciliten.
¿Qué falta para que haya una inclusión financiera plena y se deje de usar efectivo?
Para Argentina, es fundamental formalizar la economía, que actualmente tiene un 40% de informalidad. La solución no pasa sólo por mejorar la información o la inclusión financiera, sino por reducir los impuestos. Hoy, el 50% del costo del crédito son impuestos nacionales, provinciales y municipales. Las empresas pueden recuperar parte de esos costos, pero para los individuos es una pérdida total. Hay medidas que ya van en la dirección correcta. Por ejemplo, desde septiembre, es muy bueno que se hayan eliminado las retenciones de IVA y Ganancias en los consumos con tarjeta de crédito, débito y contactless en los comercios con facturación mensual de hasta 12 millones de pesos. Creo que tienen una tarea titánica para desmalezar regulaciones que lo único que lograron fue entorpecer y generar más costos. Tenemos conversaciones tendientes a que el crédito o las operaciones con tarjeta se abaraten. Es de destacar de la gestión actual que, al bajar las retenciones y percepciones, no buscaron un impuesto para suplir la baja de la recaudación. Nosotros siempre pensamos que la mayor actividad hace que las empresas paguen más por Ganancias o IVA. Creo que esa es la salida.
¿Están conversando con el Gobierno para reducir el impacto del 50% del costo impositivo sobre el crédito?
#89658163 Modificada: 27/09/2024 04:28 |
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